Deberíamos vender la empresa? Cual es el momento ideal?

En algún momento de su vida el empresario se puede llegar a hacer esta pregunta. Es posible que ya este cansado y no quiera trabajar más, que se tengan problemas insolubles entre los socios, que no se tenga una sucesión clara sin hijos que asuman el control del negocio o simplemente que vea en el valor de venta una suma imposible de resistir.

Cuando se vende la empresa se está materializando un valor que se construyó durante muchos años de trabajo, la decisión involucra elementos financieros pero además tiene aspectos personales y emocionales que pueden ser mucho más fuertes.

Al vender una empresa valorada por el método del flujo de caja descontado se está recibiendo por adelantado a valor de hoy la caja que produce el negocio en unos 10 años más una suma por la perpetuidad que puede ser cercana a ese mismo valor (varía mucho pero es normal un valor empresa donde el 50% es el periodo explicito y 50% el valor terminal o la perpetuidad) menos la deuda. Recibir este dinero hoy sin correr los riesgos propios del negocio futuro es muy tentador. Si las situaciones personales acompañan esta decisión entonces es muy buen negocio vender. Si no hay razones personales entonces es mejor quedarse con el negocio por una sencilla razón, se asume que con una buena gestión en un negocio que crece el valor va a aumentar todos los años, siempre es posible hacer algo, o al menos intentarlo, para que el negocio valga más. Es pues mejor quedarse con el negocio y si en el futuro cambian las circunstancias entonces ahí si se vende… por un mayor valor.